sábado, 21 de marzo de 2020

Matero








Autor:
Rafael Navarrete


Un simple matero con su bombilla puede ser para algunos solo un objeto, un accesorio,  tal vez una decoración,  pero en el lugar donde estoy, es mucho más que eso, pasa de ser un artículo común o banal, a algo vivo y respetado, pues reúne a los hombres a su alrededor, expía sus culpas, se transforma en su amigo, escucha atentamente las conversaciones mientras lo manosean, lo llenan con agua y hierba, para vaciar. 

Cada cargada de hierba mate es una historia, es una liberación de los pensamientos,de los que se suponen son “malas personas”.  Ahí, desnudando sus conciencias, se sienten libres en el metro cuadrado, se sienten iluminados por unos minutos entre tanta oscuridad. 

El matero se convierte entonces en un infaltable diario de la rutina presidiaria, escuchando sus problemas, sueños, aspiraciones, secretos profundos,  jamás antes contados, alegrías y penas que se escurren cada vez que se vacía el agua buena, para volver a llenarse en la siguiente ronda, y así,  volver a empezar.

Ay mi matero psiquiatra, serás muy difícil de olvidar.

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